Está situado en la sierra de Bèrnia, cuya cumbre se encuentra a 1.128 metros sobre el nivel del mar, la cumbre más alta de la Marina Alta.
En su seno se conservan los restos de una fortificación del siglo XVI pensada para proteger a la población y el territorio de los ataques de los piratas berberiscos. Durante el siglo XVI, las costas de todo el Reino de Valencia y sus barcos fueron duramente castigados por la piratería. Además, las poblaciones costeras sufrían asaltos nocturnos y secuestros de la población.
La preocupación creció hasta el punto de que el rey Felipe II mandó construir fortificaciones por todo la costa y, en especial, en aquellos sitios más sensibles de incursiones, como es el caso de esta comarca.
Incluso la población morisca del interior tenía prohibida la entrada a las poblaciones de costa, 'bajo pena de galera'.
El fuerte de Bèrnia fue construido en 1562 por el ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli, quien también es el responsable de otras torres de la costa valenciana.
La historia de esta fortificación fue muy corta. El hijo de Felipe II, Felipe III, mandó su demolición en 1612 por dos motivos: el primero es que había resultado poco útil para la defensa de la costa para estar lejos y, el segundo, para evitar que la fortificación pudiera ser utilizada por el enemigo para hacerse fuerte en su interior.