La ermita de Sant Joaquim preside el vía crucis de Pego que se extiende al final del paseo Calvari en el extremo suroeste del casco urbano. Es este un recinto delimitado que constituye una tranquila y agradable parcela con las capillas del Vía Crucis a la sombra de los tradicionales cipreses y otros árboles. El conjunto incluye también el panteón de la familia Sala, familia que también ostenta la propiedad de la ermita.
El Calvari, con retablos cerámicos típicamente valencianos, es el más antiguo del conjunto porque se remonta al siglo XVII. La ermita fue fundada en 1760, mientras que el panteón se construyó en 1891, año en que la capilla fue también restaurada. Los edificios y el entorno muestran en la actualidad un buen estado de conservación.
Es una capilla cuadrangular con menajes blanqueados y cubierta piramidal de tejas sobre la cual se levanta una especie de espadaña ciega de curiosa factura. Grandes dovelas rectas enmarcan la puerta rectangular, en cuyo dintel descansan tres cruces en bajorrelieve. Por encima de ellas y bajo el alero, un tejado vidriado protege el retablo cerámico de la última estación del calvario.
En el interior del templo se conservan lienzos con representaciones de la Anunciación y la Adoración de los Pastores.
Las cofradías, durante el Viernes Santo, procesionan con sus pasos desde la capilla del Ecce Homo hasta el paseo Calvari durante uno de los actos más solemnes de la Semana Santa pegolina, el encuentro y caída de Jesús de Nazaret con la Santa Mujer Verónica y la Dolorosa. Es muy curiosa la romería tradicional, puesto que la gente que asiste a ver la procesión sube con empanadillas caseras de tomate, de guisantes o de verdura, para almorzar entre los cipreses del Calvario.