Este templo se erigió primeramente en convento en 1604 y como iglesia en 1682. Sin embargo, y como la mayoría de templos, ha sufrido diversas restauraciones.
El convento se levantó junto a la antigua ermita de la Mare de Déu de Loreto y fue inaugurado en presencia del rey Felipe III, el duque de Lerma y figuras importantes de la alta nobleza y el clero, entre otros.
El conjunto arquitectónico está compuesto por la iglesia, el claustro y el ala meridional del claustro.
El exterior es austero, con dos portadas; la puerta principal se encuentra en la calle Sant Narcís y la lateral en la de Loreto, las cuales muestran esbeltos arcos de medio punto flanqueados por pilastras dóricas. La puerta de la calle Sant Narcís muestra también sillares de piedra de arenisca.
En el interior, nos encontramos con una planta de cruz latina inscrita en un rectángulo con capillas que no se comunican entre sí y un ancho crucero con cúpula sobre pechinas. Se cubre con bóveda de cañón con lunetos y las capillas laterales con bóveda vaída. El alzado está constituido por pilastras dóricas, reconstruidas después de 1939.
Podemos descubrir un retablo de la Santísima Sangre en el altar mayor y la imagen de la Virgen de los Dolores.